Mucho mas que un ajuste

Ahora que empieza el año, me apetecía volver a la raíz. A eso que nos une. Porque probablemente, si no fuera por la quiropráctica, tú y yo no nos habríamos  cruzado

Y mira por dónde, me topé con una definición de 1976 que me puso los pelos de punta  (en plan bien). 

La comparto contigo porque creo que merece una lectura atenta. Dice así: 

“La quiropráctica es una filosofía natural de la vida y la salud basada en el  reconocimiento de la capacidad inherente de los organismos vivos para repararse y  sanarse a sí mismos bajo la dirección perfecta de la inteligencia innata de la vida, de  acuerdo con la Ley Universal. Además, es el arte y la ciencia de localizar, analizar y  ajustar adecuadamente subluxaciones vertebrales para la restauración y el  mantenimiento de la integridad neural, en consonancia con la filosofía.” 

Sí, es larga. Pero también potente. Y quiero desgranar contigo sus partes, porque al  final, no se trata de una definición cualquiera… se trata de tu vida

1. Filosofía natural 

Vamos con la naturaleza, no contra ella. 

Creemos que el cuerpo sabe. Que tiene orden. Que no necesita ser dirigido, sino  acompañado

2. De vida y de salud 

No hablamos solo de síntomas. Hablamos de cómo te mueves, cómo piensas, cómo  sientes, cómo te adaptas. 

Hablamos de todo lo que eres. Y todo eso lo regula tu sistema nervioso. 3. Capacidad de repararse a sí mismo 

A veces lo olvidamos. 

Pero tu cuerpo tiene la capacidad de sanar. 

¿Te has roto un hueso alguna vez? ¿Te has hecho una herida? ¿Está abierta aún? No. Porque tu cuerpo sabe qué hacer, incluso si tú no se lo explicas. 

4. Inteligencia innata 

Nosotros lo llamamos así. Quizás tú le digas fuerza vital, energía, vida… Sea como sea, está ahí. Y mientras esté activa, hay posibilidad. 

5. Arte y ciencia 

La quiropráctica no es intuición ni técnica seca. Es la unión de lo que la ciencia sabe con la sensibilidad del arte de ajustar

Es saber dónde, cuándo, cómo… y también cuándo no. 

6. Restaurar y mantener la integridad neural 

En otras palabras: liberar el sistema para que la vida fluya sin interferencias. Eso es lo que buscamos con cada ajuste. 

A veces filosofar parece un lujo. Pero no lo es. 

Filosofar es recordar por qué hacemos lo que hacemos.

Y en este caso, es lo que le da sentido a por qué te acompaño, por qué te ajusto, por  qué este trabajo me importa tanto. 

Porque creo, de verdad, que cuando el cuerpo puede expresarse sin trabas… todo cambia.