Hoy, paseando, observaba algo que me pareció muy claro: mi experiencia de la realidad es la experiencia de los pensamientos que tengo. A veces vienen pensamientos bonitos, otras veces feos. Pero lo que he descubierto es que cuanto menos me identifico con ellos, más paz experimento.
El problema no es tener un pensamiento. El problema es que el pensamiento me tenga a mí.
He llegado a ver que, incluso cuando pasa por mi mente algo oscuro, si lo veo como una nube, como un ruido que no soy yo… entonces no me atrapa. Me siento más libre.
En la clase de la felicidad (si no has venido aún, te invito a hacerlo), hablamos de esto: la felicidad no es algo que se consigue, es lo que eres cuando no estás identificado con el ruido mental.
Queremos controlar los pensamientos, tener solo los buenos… pero eso no funciona. La mente es movimiento. Todo pasa. Todo es efímero.
Y en consulta lo vemos también: cuando el sistema nervioso está alterado, los pensamientos se vuelven más intensos, más ruidosos. Pero cuando el cuerpo se equilibra, cuando quitamos interferencias, la mente se calma y volvemos a conectar con nuestro estado natural de bienestar.
🔹 Ajustes quiroprácticos para armonizar cuerpo y mente
🔹 Bienestar desde la raíz, no desde el control
🔹 Primera visita completa en nuestro centro en Madrid
La felicidad no es algo que piensas. Es lo que eres cuando no te aferras.
